Por la tarde
descubrio
la motocicleta
. Estaba
en un rincon
del almacen
, apoyada
en la pared
y cubierta
de
polvo
.
Sobre
el
sillin
habia
un casco
negro
adornado
con unas
rayitas
de
colores
.
Luci
le pregunto
si
sabia
llevarla
y tuvo
que
confesar
que
no.
Ella
sonrio
un poco
, tratando
en vano
de
ocultar
sus dientes
, y le conto
que
un hermano
suyo
tenia
una
igual
y que
, si
lo deseaba
, podia
enseñarle
a conducirla
por las mañanas
, a primera
hora
, cuando
habia
menos
trabajo
.
Ruben
dijo
que
si
y comenzo
a mirar
a la muchacha
de
otra
manera
; hasta
tuvo
la impresion
de
que
no era
tan horrible
como
le habia
parecido
al llegar
.
A la mañana
siguiente
, Luci
le enseño
los rudimentos
mecanicos
del vehiculo
(que
ella
conducia
lanzando
grititos
histericos
).
Pero
aprender
a llevarlo
no resultaba
tan facil
y la muchacha
se
veia
obligada
a correr
a su lado
para
evitar
que
se
partiera
la nariz
.
Al final
de
la leccion
dieron
los dos la vuelta
a la manzana
, alocadamente
, sentados
en el
largo
sillin
de
plastico
.
Luci
parecia
muy divertida
con su nuevo
papel
de
profesora
y se
reia
de
las torpezas
de
Ruben
mostrando
aquellos
enormes
dientes
que
a el
le producian
un
inevitable
repelus
.
Cuando
, varios
dias
despues
, ella
considero
que
ya podia
valerse
por si
mismo
, Ruben
creyo
leer
en sus ojos
un ligero
desencanto
.
Pero
el
ya solo
pensaba
en aquel
vehiculo
fascinante
.
Jesus
Carazo
, Las sombras
de
la caverna
, Alfaguara
, 1992. |